En algunas situaciones de nuestras vidas, todos hemos adoptado el papel de la víctima .
Pero lo que sucede cuando se convierte en parte de nuestra personalidad y eso nos quejamos continuamente?
Nos convertimos en personas que sufren de victimismo crónico
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Una persona que se posiciona continuamente, como víctima, será un infeliz y pesimista .
Verá todo de manera oscura, creerá que solo le pasan cosas malas y que la mala suerte la sigue adonde sea que vaya.
El problema es que todo esto no es p como real: el victimario crónico tiene una visión distorsionada de su realidad.
La persona que se queja de todo y todos ven la vida de una manera poco realista. Además, ser tan pesimista y creer que todo lo que le sucede es negativo, lo hace realidad.
Todos pasamos por malos momentos y tal vez en este momento eres diga que también es un victimista.
El victimismo crónico es algo que se mantiene con el tiempo, es una actitud hacia la vida.
El hecho de que está pasando por un período pesimista en su vida no te hace un victimista.
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Una persona pesimista y victimista se alimenta de emociones y sentimientos negativos .
Lo peor es cuando no solo culpa a los demás por sus infortunios, sino que también adopta actitudes de desprecio, agresión, intolerancia y violencia, entre otros.
Si no sabes si eres una víctima Si hay alguien a tu alrededor, presentaremos algunas de las características que mejor definen este tipo de temperamento.
Las personas que sufren de victimismo crónico creen que todo lo que es culpa de otras personas
Nunca se sienten responsables de sus propias acciones y siempre acusan a los demás
El problema es que distorsionan la realidad a su favor y todo esto hace que se sientan aún más infelices, porque no tienen el poder para cambiarlo
El lamento es el principal alimento de cualquier victimista crónico.
Con sus quejas y sus lamentaciones, atrae la atención de otros, convirtiéndose en el centro de todos los ojos, lo que lo hace sentir importante.
Lo peor es que nunca pide ayuda o intenta dejar una situación que no le agrada. Su actitud es simplemente lamentarse.
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Todos los victimistas buscan culpables para que sean responsables de todas las fallas que él no quiere suponer.
Él piensa que los demás hacen cosas que aún no les interesan y que son malas personas.
No se da cuenta de que es él quien alimenta esta idea y que en realidad le gusta.
En este punto, es obvio que cualquier victimario crónico es incapaz de autocrítica.
No ve que haya algo que mejorar en él.
Lo negativo es el fruto de los demás, algo externo que no puede controlar. Él es solo la víctima de algo que no puede detener.
Las víctimas se convierten en grandes expertos manipulando situaciones y otras personas y obteniendo todo lo que quieren.
Saben que el papel de la víctima es reconfortante y eso es un buen punto a su favor.
Por lo tanto, es importante tener en cuenta que una persona pesimista utilizará el chantaje emocional para sentirse aún más victimizado por una situación.
Esta persona se regocija en el pesimismo, 'alimenta las lamentaciones y hace que los demás se sientan culpables por ser únicos.
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Necesitamos aprender a tratar con estas personas y neutralizarlas por no dejes que nos afecten y dennos sus emociones negativas
Una víctima es una persona tóxica que te hará daño, te guste o no.
Es por eso que si tu puedes ¡carretero de tu vida, hazlo!
No mereces que nadie empañe tu felicidad con grandes dosis de quejas y lamentos infundados, que son el resultado de una realidad distorsionada.
Lev Tolstoi Nicolaievich, o Tolstoi, dejó una novela para la posteridad, que hace no sólo ha convertido en uno de los grandes clásicos de la literatura universal, sino que es un reflejo de la pasión del amor, intenso, peligroso y, a veces trágica. Anna Karenina Cuando hablamos de la Síndrome de Anna Karenina, no nos referimos al resultado trágico que eligió la protagonista femenina del libro, sino a la pasión, a la unión afectiva que ella experimentó, y en la que remontó sus propios límites.
Si tiene la conciencia tranquila, que dijo e hizo lo que eras
Para ser una buena comunicación, no es suficiente para hablar con claridad. La persona que es capaz de utilizar la asertividad, con respeto pero con firmeza disfrutará de una conciencia más tranquila y un corazón más honesto y auténtico. Sin embargo, hay algo curioso al respecto. Varios estudios como el publicado en Guardar Diario , sólo el 18% de la población demostraron una firmeza digna de ese nombre.